No te gustaba la civilización del hombre blanco, tu cuerpo cobrizo brillaba con la luna, tus brazos alzados imploraban a la luna: La solución
Cuanto caíste de rodillas en el suelo tus cabellos sueltos con pequeñas trencitas te cubrían el rostro, tenias el cuerpo medio desnudo solo con tus pantalones indios, sentado meditabas, tus pies desnudos no tocaban en el suelo.
Yo había presenciado la escena y me acerque a ti. Tu me miraste con tus ojos fijos en mi, con tu mirar serio y esos rasgos que marcaban tu rostro, tan característico de tu raza.
Me senté cerca de ti, comimos raíces y frutos secos.
Tu me enseñaste que el mejor techo son las estrellas en una noche de verano, nos bañamos desnudos en los remansos de los ríos, me cubrías de flores y nos amamos en la hierba.
Te acuerdas Nube Roja que yo te puse este nombre, por tu cabello largo hasta la cintura y rojo como el fuego, te acuerdas de lo que nos reíamos, de las cosas que nos pasaban. De como nos fusionábamos con el águila cuanto volaba, nadábamos con las truchas y rodábamos por la hierba como una piedra pequeña y redonda. A veces te sorprendía serio meditando y yo... no me atrevía acercarme a ti.
Yo recuerdo aquella época como algo irreal, como fuera de tiempo.
Nube Roja todo tu lleno de ternura y un amor inimaginable hacia a mi y todo lo que nos rodeaba. Me amabas y yo solo creía que amaba el viento, nunca creí que fueras mio.
El verano se acercaba a su fin.

Tu mirabas hacia el norte ,como si esperaras al viento , cuanto sopla en invierno. Ese viento que aun no debiera soplar.
Ahora estas tan distante, tan lejos de mi. como están las montañas azules del norte, mas allá del ancho mar, tan lejos como las estrellas.
En la época de las lluvias nuestro techo fue una cueva, el sol ya no calentaba, que lejos los días felices. Las nieves estaban muy cerca.
Varias veces te sorprendí con los brazos alzados al cielo. Yo sabia que el amor que me tenias. Ya no te retenía...
Aquella breve mañana, en los primeros días de invierno, te vi como te vi la primera vez, con tus pinturas de guerra, tu torso desnudo, llevabas tus armas.
La luna empezó a eclipsar el sol y tu alzaste tus brazos hacia ella. Cuanto el eclipse fue total tu fuiste atraído por la hermana luna.
Tal vez nunca supe lo mucho que te quise, viví ese tiempo tan feliz que lo contemple impasible como en un sueño. Se que tu pediste solución a la luna y la luna que amabas tanto, te llevo a su seno, incapaz de darte otra solución.
Aquí ya no eras feliz estabas fuera del tiempo, tu tiempo ya había acabado. Se que andaste por la senda del tiempo, iluminada por una luna creciente, como un bisonte blanco hacia un tiempo donde tu gente presagiara buenos augurios.
Y hoy solo se recordar.